viernes, 12 de diciembre de 2008

Destino

Andaba aburrido de ver el cielo caer sobre la tierra. Decidió escaparse de su destino, a cada paso que daba, adivinaba la ocasión para eludirlo.

Gran esfuerzo resulto lograrlo. Poco a poco fue aprendiendo este arte, de las hojas del mar y las olas de los árboles.

Andaba sin razones por lugares donde nada quería encontrar. Buscando no buscarse encontrando ni encontrado, exagerando carcajadas, navegando numerosas leguas en lágrimas secas; sabroso recurso… admitía.

Fructífero en su empresa seguir los andares de aquellos destinado al olvido.

Se jactaba de su elocuente capacidad ante aquellos subyugados a lo escrito, incluso sabiendo que el destino solía esperarlo en las esquinas. Sonreía… tal vez alguien menos experimentado habría saboreado la derrota inexorable. Este no era el caso, ágilmente embriagabase en la dulce inconciencia.

No tardo en llegar a oídos del titiritero esta leyenda,

poco creíble, objetaba; la intriga lo venció y pidió consejo…

El amor estaba indignado ya que la cruel realidad le hizo notar que muchas veces lo confundían con la obsesión y lo alejaban de la libertad.

La felicidad, tranquila, sonrió ampliamente con sus ojos, incapaz de entender donde estaba el problema.

El miedo, maliciosamente, reía, ya que aconsejaba persistentemente escaparse del destino y del amor, aferrarse a vanas ilusiones.

Él, hecho de sombras e intrigas, solo teme a su destino.

Sucumbir es inevitable.

Quienes lo enfrentaron, pocos tal vez, tal vez demasiados....

Los que entendieron y son un espejo enfrentándolo con su destino… verse reflejado en tan solo un espejismo.


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